sábado, 19 de noviembre de 2011

Un sabio se puso delante del público y contó un chiste. 
Todo el mundo se empezó a reír.
Después de un momento, 
contó el mismo chiste, 
pero esta vez menos gente se reía.
Contó el mismo chiste una y otra vez, 
pero nadie se reía. 
Él sonrió y dijo: 
No puedes reírte de una broma una y otra vez, 
pero ¿por qué sigues llorando por lo mismo una y otra vez?